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Batallas por la fertilidad

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      Existe un culto extático masculino de batallas por la fertilidad, se trata de batallas nocturnas entre las que destaca las que mantienen   licántroposy brujas; los benandanti contra las brujas y brujos; kresnik contra vampiros; táltoshúngaros, los cuales nos conducen fuera del ámbito indoeuropeo; burkudzäutäosetas y finalmente brujos circasianos contra abjasos. Por analogía, Carlo Ginzburgintegra en este culto a los brujos rumanos (strigoi),  a los mazzeri de Córcega y a los kallikantzaroide Quíos. Todos estos seres han sido comparados en varios estudios con los chamanes euroasiáticos, así lo hacen Mircea Eliade y Carlo Ginzburg con los benandanti masculinos; G. Róheim y V. Diószegi con los táltos; Klaniczayen su “Shamanistics elements” con los kresnik; G. H. Scubert con los licántropos; E. Benveniste con los burkudzäutä y Ravis-Giordanicon los mazzeri (“Signes, figures et conduites de l’entre-vie-et mort; finzione, mazzeri et steie corses” de G. Ravi-Giordani, en Etudes Corses 12-13, pp. 361 ss.). Ver página 356 de Carlo Ginzburg. Historia nocturna. Las raíces antropológicas del relato. Ediciones Península. Barcelona 2003. 



Pelea entre mazzeri. Fuente: Terracorsa

       Las relaciones de los Mazzeri con los de otros pueblos eran hostiles. Una vez al año, en la noche entre el 31 de julio y 1 de agosto (“Questo accade la notte del 31 ottobre -1 novembre”, según la Wikipedia), el Mazzeri de cada pueblo organizaba una "milizia", eligiendo a un capitán, y salían a pelear  con el Mazzeri de un pueblo vecino; o más bien, soñaban que lo hacían. Estas batallas fantasmales, conocidas como mandrache, generalmente tenían lugar en un puerto de montaña que separaba las dos comunidades. Los implicados en las batallas utilizaban como armas ramas de asfódelo, planta que en Córcega se asociaba con la muerte. Puedes leer  Franceschi-Andreani Therese Mazzera. L’envoûtement corse. Scribd.

     El ganador o perdedor en estas batallas sufría las consecuencias en el año venidero. Eran batallas premonitorias, pues era creencia de los mazzeri que lo que ocurría en este mundo se diseñaba en el más allá. Así, el pueblo derrotado perdería más vidas en el próximo año que el pueblo del  Mazzeri victorioso. Según el mazzeru, conocido como Pierre Lamotte, todos los grandes eventos, como las revoluciones, epidemias, guerras, se promulgan en paralelo en el mundo espiritual antes de que realizaran en la realidad material. El hombre no tiene futuro, sólo un pasado eterno intemporal.



Pelea entre mazzeri. Fuente: Terracorsa

     Los habitantes de las aldeas estaban profundamente preocupados por el resultado de estas batallas estáticas. En la noche del 31 de julio se mantenían encendidos los fuegos que arden fuera de las casas y en las plazas de la iglesia, para protegerse de los espíritus de los muertos.

    Los mazzeri peleaban y viajaban en sueños, es decir, en estado de éxtasis. Normalmente lo hacían por su comarca, por las calles de su pueblo… Pero a veces, viajaban más lejos y entraban en otros países, más grandes que Córcega, con las montañas más altas, pero sin árboles. Enormes ríos cruzan la tierra; uno larguísimo,  desapareció en un túnel a través de una montaña. El mazzeri caminó por la montaña hasta que llegó al punto donde el río traspasaba de un lado al otro de la cordillera. El brujo se plantó a horcajadas de la cordillera, con los pies a cada lado de la montaña. Vio a un centenar de niños que flotaban en el río, dirigiéndose hacia la muerte. Reconoció a uno como René, un niño de su propio pueblo, por lo que se agachó y lo rescató del agua. Al año siguiente hubo una epidemia en el pueblo y René fue el único niño que no murió, según le confesó el brujo a Dorothy Carrington (Ver la segunda parte de The Dream-hunters of Corsica).



DAMPYRN° 91 . I Cacciatori del sogno (2007) de Mauro Boselli. Artwork: Nicola Genzianella. Cover: Enea Riboldi

     Estas interesantes teorías, incluida la historia de los Licántropos de Livonia las podéis seguir en la entrada titulada El viaje extático. Combatir en éxtasis.

     Según Ginzburg la metamorfosis animal tiene sus raíces en las experiencias chamánicas: la identificación a través de una experiencia extática del chaman con el lobo daba lugar a la vinculación de un clan o tribu con este animal.  Durante las ceremonias y danzas rituales, los bailarines llevan máscaras y pieles de lobo y sus movimientos imitan los del animal totémico y las acciones heroicas que dieron lugar al nacimiento del clan. Desde su punto de vista, los miembros de estos clanes son auténticos hombres y mujeres lobo. Como también lo son, desde el suyo, los integrantes de las sociedades secretas de guerreros lobo como los berserkir del mundo antiguo islandés, guerreros terribles, que saltaban al combate semidesnudos, cubiertos de pieles (la palabra berserk significa "camisa de oso") en estado de trance, aullando como bestias.



Figuras de ajedrez conocidas como “Lewis Chessmen”, descubiertas en 1831 en la Isla de Lewis (Noruega, durante la Edad Media). El guerrero que muerde el escudo es un Berserker.  Están talladas en marfil de morsa (Museo Británico).



Esta figura representa un Berserker (Museo Nacional de Escocia)

     
    Los jóvenes vikingos debían superar un ritual de iniciación antes de que fueran considerados auténticos hombres guerreros. Durante un período de 9 días el joven era “abandonado” en el bosque y únicamente debía protegerse del frío usando pieles de animales salvajes. Así vestido, se asemejaba a un animal salvaje.

     Vivian en un ambiente forestal, privados por completo de "alimento humano". Sobrevivían comiendo carne cruda que tenían que cazar y bebiendo agua de las fuentes. Se creía que así adquirían el poder, la rabia y la ferocidad del lobo y el oso, porque vivían de manera semejante.

      Los berserker se lanzaban al combate con la boca espumeante y mordiendo salvajemente sus escudos. Su sola presencia aterrorizaba a sus rivales. Existían diferentes categorías entre ellos: algunos eran guerreros oso; otros, no menos terribles, eran conocidos como ulfhednar("pellejos de lobo"), es decir,  guerreros lobo, o los Volsungach, que se comportaban como los acompañantes (Einherjar) del dios vikingo Odin, es decir, los espíritus de los guerreros muertos en batalla. Veremos como en ellos reconocemos las apariciones del “ejército furioso”, de “la caza salvaje”… es decir, a la compañía de los difuntos y a los integrantes de una sociedad que batalla en pos de la fertilidad. La imagen del licántropo como protector de la fertilidad contradice el presunto núcleo agresivo del mito.




Reconstrucción de los  Cuernos de oro de Gallehus (400 d.C.). Fuente: Wikipedia

     Los dos Cuernos de oro de Gallehusprobablemente fueron empleados como vasos en bebidas rituales, encontrados en 1639 y 1724 en Gallehus, cerca de Tønder, al sur de Jutlandia. Se ha estimado que fueron fabricados en torno al 400 d. C. (Edad de hierro germánica) y están entre los hallazgos arqueológicos más importantes de Dinamarca. Tienen inscripciones rúnicas en lengua germánica del noroeste y dibujos que, probablemente, representen una ceremonia de iniciación de los berserker. 


Escenas de luchas en los  Cuernos de oro de Gallehus (400 d.C.).


      A medida que transcurría el tiempo, se perdían los vínculos con esta antigua religión extática de los chamanes prehistóricos, siendo sus últimos guardianes los chamanes siberianos y los indios de Norteamérica. Poco a poco, el hombre pasa a  imaginarse que las metamorfosis se producen por la utilización de ungüentos mágicos o bien por las artes de los brujos y hechiceras o al maleficio del diablo. El Libro de las mil y una noches está lleno de seres humanos transformados en peces por hechiceras. En los Cuentos de los hermanos Grimm nos encontramos con un príncipe metamorfoseado en rana, y con unos hermanos transformados en cisnes. En La bella y la bestia, el amor de una joven muchacha logra cambiar un monstruo horrible y peludo en un atractivo joven.



Walter Crane (1845 - 1915). El Príncipe rana y la doncella (1874)
Anthony Crane Collection, UK

     Todos estos personajes metamorfoseados conservan su alma humana y la capacidad de hablar, expresando su nostalgia por su anterior estado. Incluso los que se transforman voluntariamente, mediante hechizos, anillos y pócimas, lo hacen para escapar momentáneamente de un peligro, pero con la intención de recobrar lo antes posible el cuerpo original.

    En los tiempos modernos, la literatura nos ofrece la metamorfosis del alma humana, no tan sólo del cuerpo humano. Las pesadillas de Kafka hasta el hundimiento de Maldoror (Los cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont, donde el personaje se transforma en pulpo, cerdo, tiburón…etc.) en las formas de vida más viles, pasando por los “truismos” de Marie Darieussecq, se trata de la bestialización de todo el ser: cuerpo y psique.



Franz Kafka. Photo: Wesley Merritt


 Los cantos de Maldoror del Conde de Lautréamont. Editorial Valdemar

     También encontramos el caso contrario de animales “humanizados” mediante trasplantes y vivisecciones, como los que describe H. G. Wells en La isla del doctor Moreau. Estos estraños híbridos se rebelan contra su creador, el Doctor Moreau, y su asistente Montgomeri y acaban con ellos.



Cartel de la película basada en la obra de H. G Wells, titulada Island of lost souls (1932)

    Las metáforas de la bestialización del ser humano nos provocan una angustia importante, pues tenemos miedo de perder nuestra esencia humana, lo que se llamaba el alma humana, y convertirnos en bestias malignas.

      Nuestro pasando reciente nos muestra a los nazis con su dictadura “zoológica” que tan sólo valoraban al ser humano por su herencia racial,  por su semblante físico, despojándolo de sus recuerdos y de la memoria de su cultura humana, dejándolo desnudo ante una genealogía de lazos de sangre.



Olympia u Olimpiada es un documental de 1938 dirigido por Leni Riefenstahl, que recuenta los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 desarrollados en el Estadio Olímpico de Berlín, en la Alemania nazi.

      Para terminar, las palabras de Laura Bossi: “Hoy en día, en una sociedad globalizada que antepone la información al saber, el culto del presente a la memoria, la técnica al pensamiento, y que excluye de una vida humana digna a una proporción cada vez mayor de la población, podemos observar la multiplicación de las señales de una barbarie creciente” (Op. Cit. pág. 40).

Bibliografía citada por Carlo Ginzburg

     For linguistic reasons, the bibliography in Hungarian has remained inaccessible to me. See, however, on the analogy between benandanti and táltos, the excellent essay by G. Klaniczay, 'Shamanistic Elements in
Central European Witchcraft', and (more generally), M. Hoppál, 'Traces of Shamanism in Hungarian Folk Beliefs', in Shamanism in Eurasia, pp. 404-22, 430-46 - both overlooked by A. M. Losonczy, 'Le chamane-cheval et la sage-femme ferrée. Chamanisme et metaphore équestre dans la pensée populaire hongroise', L'Ethnographie, 127 (1986), nn. 98-99, pp. 51-70.

    These studies complement the bibliographic review by J. Fazekas, 'Hungarian Shamanism. Material and History of Research', in Studies in
Shamanism, C.-D. Edsman ed, Stockholm 1967, pp. 97-119. In Italian cf.,
besides M. Hoppál, 'Mitologie uraliche', Conoscenza religiosa, 4 (1978), pp. 367-95, the booklet by A. Steiner, Sciamanesimo e folklore, Parma 1980. Still fundamental, although contentious in part and outdated, are G. Róheim, 'Hungarian Shamanism', Psychoanalysis and the Social Sciences, III (1951), pp. 131-69, and V. Diószegi, 'Die Ueberreste des Schamanismus in der ungarischen Volkskultur', Acta Ethnographica Academiae Scientiarum Hungaricae, VII (1958), pp. 97-134, which summarizes longer works that appeared in Hungarian in 1926 and in 1958, respectively. On the ethnographic researches of Diószegi, see T. Dömötör in Temenos, 9 (1973), pp. 151-5; E. Lot-Falck, in L'homme, XIII (1973), n. 4. pp. 135-41; J. Kodolányi and M. Varga, in Shamanism in Eurasia pp. XIII-XXI. For other indications, see M. Sozan, The History of Hungarian Ethnography, Washington 1979, pp. 230-45 (on Róheim), pp. 327-30 (on Diószegi). On the etymology of táltos, cf. B. Gunda, 'Totemistische Spuren in der ungarischen "táltos"-Ueberlieferung', in Glaubenswelt und Folklore der sibirischen Völker, V. Diószegi ed, Budapest 1963, p. 46, which recalls (in the wake of a study by D. Pais) the Turkish*taltis-taltus - i.e., 'he who hits', 'he who clubs until the loss of the senses' - seeing in this an allusion to ecstasy (or perhaps to battles?). Another etymology, from the Finnish tietaja (wise man, sorcerer), has been proposed by Róheim, art. cit., p. 146. On Hungarian witchcraft, one can also consult with profit V. Klein, 'Der ungarische Hexenglaubem', Zeitschrift für Ethnologie, 66 (1934), pp. 374-402.

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